Bad Boy [libro: 1 Duología Love Secrets]

Narradora Omnisciente  - Mariana, querida - expresa su progenitora con cierto pesar - mi hermosa hijita. - Mamá... ¿Ocurre algo que yo no sepa? - emite confundida una hermosa e inteligente castaña de ojos ámbar. - Escucha hija, tu padre... él - la voz de la mayor fue apagándose.  - Madre me asusta, puede ser directa por favor - musitó tomando de las manos a su mentora para así hacerle entender que ella estaría a su lado pase lo que pase. - Tu padre, se encuentra grave en el hospital de Barcelona-España - dijo la mayor entre sollozos. - ¿C...Cómo? - preguntó la castaña con un hilo de voz - ¿Cómo es que papá esta grave en un hospital, que sucedió? - pidió saber.  - Lo único que sabemos es que el auto en el que iba a una de sus juntas se accidento - reveló con pesar en su voz - Iré a cuidar de tu padre mañana a primera hora ya reservé un asiento... - la menor interrumpe a su madre - Pero mamá quiero ver a papá, él necesita de ambas - mencionó queriendo persuadir así a su superior, más esta negó con la cabeza - Madre... - No Mariana tu ya tienes suficiente con la secundaria - al notar las intenciones de su hija de refutar su decisión, se le adelanto - Hija, puedo cuidar sola de papá tranquila. Sabes que lo más importante para él es que tu seas una profesional, no queremos que sienta culpable porque tu descuides tus estudios, cierto - cuestionó sabiendo que tenía la razón.  - Así es mamá - suspiró dándose por vencida - Por favor mantengame al tanto de como esta papá - su progenitora asintió... - Mariana, cariño - escucho que la llamaba la voz de su madre, abrió los ojos encontrándose con su mamá sentada a orillas de su cama - Marian...¿ Tuviste una pesadilla? - pregunto en tono suave, pero lo que realmente sorprendía a la castaña era la manera de la que su madre la había llamado. - Mamá, buenos días - dijo sentándose en la cama, para así alcanzar la mejilla de su madre y dejar un beso en esta - Sí, fue una pesadilla pero ya pasó - miró por la puerta de habitación - ¿Papá esta abajo? -  interrogó, a lo que su madre respondió con un asentimiento de cabeza. - Como todos los días, esta leyendo el periódico mientras espera a que tu bajes a desayunar - respondió levantándose, para luego dirigirse a la salida de aquel dormitorio - Por cierto, estas por comenzar tu último año de secundaria - comentó con una sonrisa - Como tu madre me gustaría que usarás algún vestido de los que te compré estoy segura que se te verían muy bien - dicho esto salió  del dormitorio, dejando a su joven hija con una amarga sensación formándose bajo su pecho. - Ni todo el dinero del mundo, ni la ropa más bonita harán que deje de ser la más grande nerd del instituto - dijo dejando en su armario un hermoso vestido color rosa pastel, que le hacía ilusión poner algo día, pero hasta entonces usaría su vestuario normal... Mariana Ricci Lee, una hermosa jovencita de diecisiete años. Hija del reconocido empresario Canadiense Ronald Ricci y de la modista con raíces japonesas Julieta Lee. Mariana es una chica aplicada, ama estudiar y aprender de diferentes temas, aunque esto casi siempre signifique burlas hacía su persona, no solía prestarles atención hasta que creyó que uno de los llamados populares se había fijado en ella, cosa que resulto siendo solo una broma, desde ese preciso instante cada palabra le hiere, se juro no volver a confiar en alguien que no fueran sus pocos amigos que al igual que ella eran chicos maltratados verbal y físicamente, por los otros que se creían superiores. Sólo quería a sus padres y amigos, nadie más tenía derecho de entrar en su vida o en su corazón . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . En un departamento no muy lejano al centro de la cuidad de Quebec, dentro de la unas de las habitaciones descansaba tranquilo un pelinegro, bueno era tranquilo hasta que el ruido de la alarma que indicaba que tenía que levantarse se hizo presente por toda la estancia, provocando un gran susto en el joven que dormida a gusto en la cama al lado de esta y posteriormente cayera de la cama... - Demonios!! - exclamó enfurecido mientras se sobaba la zona golpeada producto del susto - ¿Qué hora se supe que es? - cuestionó buscando su celular por toda el departamento, para dar con el aparato en el baño de su dormitorio - Son las siete de la mañana... - dijo bostezando - La secundaría empieza hoy - suspiró con pereza, dirigiéndose al cuarto d baño para asearse y acto seguido colocarse ropa limpia - Bien aún tengo tiempo para llegar, compraré algo para desayunar por el camino - se dijo así mismo, tomo las llaves de su auto y comenzó a conducir por las calles de Quebec-Canadá.  Después de tomar un pequeño desayuno, llegó al instituto donde no paso desapercibido, todos murmuraban cosas acerca de su persona, pero él simplemente no les prestaba atención, cuando localizo el aula de su clase entró en ella buscando con la mirada un lugar en el cual sentarse, más solo encontró un lugar vació al lado de una castaña que se encontraba según él leyendo un libro se acerco a paso lento mientras mas murmullos se hacían presentes... - Oiga, señorita - dijo de manera formal consiguiendo que ella le prestará atención - ¿El asiento esta ocupado? - preguntó señalando el lugar que quería ocupar. - No el lugar esta vacío, puede sentarse si gusta - hablo con voz suave sin levantar la mirada. - De acuerdo - susurro sentadosé al lado de la joven. - Hey, tu guapo no te sientes esa inútil, ven aquí siéntate a mi lado - gritó Brianna, una pelirroja quien junto a su hermano sembraban el terror en el salón - ¿Qué esperas? Siéntate conmigo y ninguna clase será aburrida, siéntate con ella y morirás de fastidio - expreso haciendo una mueca. - No gracias, estoy a gusto aquí - respondió el muchacho cruzándose de brazos. Entonces un chico alto, casi igual que él apareció en su campo de vista con una mirada nada agradable. - Me parece que mi hermana te pidió algo, cierto Bri - preguntó y la mencionada asintió con una sonrisa triunfante - Es mejor que obedezcas - advirtió con una sonrisa malévola.  - Y si no lo hago ¿Qué me harás? - pregunto el pelinegro levantándose de su asiente para enfrentarlo  - No quieres saber que es lo que te pasarás, pero puedes preguntárselo a ella, estoy segura que te dirá - habló la pelirroja, acercándose la chica castaña y tomandola con fuerza del mentón - Anda Marian dile a este que es lo que le podemos hacer - exigió apretando los dientes. - D... Déjenlo en paz, él es nuevo - murmuro en todo bajo. - ¿Y tu quién te crees para pedir cosas aquí? - cuestiono el pelirrojo con enfado - Creí que Brianna te había dejado las cosas claras - enunció mirando a su hermana - Parece que no te ha quedado claro, Bri que tal si le enseñas - propuso y su hermana no tardo en estrellar con fuerza su mano contra la mejilla de la castaña. - Eso te enseñará - sonrió triunfante la de cabello colorado - Y tu guapo, elige su bando o el nuestro - ofreció mientras se colocaba junto a su hermano.  - Elijó mi bando ni ustedes se juntan conmigo, ni yo con ustedes - caminó fuera del asiento de la castaña, ya vería donde se sentaría simplemente no quería problemas con ese par de idiotas. Marcus White Graham, hijo del difunto empresario Frank White y de la señora Alexa Graham de White, cuando sus padres murieron el quedo a cargo de la única persona en la que sus padres confiaban, a medida que crecía se daba cuenta que las personas que se acercaban a él solo era por sumo interés o simplemente por hacerle daño, desde ese entonces no socializa con nadie, prefiere estar en la soledad de su departamento a estar rodeado de personas falsas o sumar más enemigos más de los que ya tiene... A la única persona que le tenía cariño y confianza era aquel hombre que siempre consideraría como su padre, sin embargo no todos se acercarán a él por interés o para dañarlo y él tendrá que decir si quiere tomar el riesgo de intentar algo nuevo o no...